"Argentina gana en casa y olvida sus problemas"
Sin tapujos: fijaos bien en la alineación que dispuso la albiceleste: Passarella, Bertoni, Olguin, Tarantini, Kempes, Fillol, Gallego, Ardiles, Luque, Ortiz y Galván... ¡casi nada!
Fue un mundial, en cuanto a espectáculo, brillante. Lástima que la política,... una vez más, tuviera una inoportuna influencia en el deporte. Italia dio todo un recital de juego en la primera fase venciendo incluso a los anfitriones, a la postre campeones.
Polonia y Perú ganaron merecidamente sus grupos, mientras España quedó eliminada: la derrota ante Austria y un garrafal fallo de Cardeñosa ante Brasil resultaron fatales para los de Kubala.
Dos grupos de segunda ronda, de los que saldrían los dos finalistas: Argentina se impuso a Polonia, empató con Brasil, y le endosó un 6-0 a Perú en un partido lleno de polémica (se dice que se dejaron ganar por tantos goles para que Argentina pasara a la final, ya que la primera plaza del grupo, que daba el pase a la final, se tuvo que decidir por diferencia de goles); en el otro grupo, francamente Italia debió jugar aquella final. El pase de ese grupo se decidió entre Holanda e Italia: Italia se adelantó en el marcador. Los azzurri desplejaron un juego brillante con Causio, Rossi y Bettega. Al final Holanda se impuso 2-1 y jugó la final. En la final, en la bombonera, decidieron un Kempes estelar, Bertoni y el "entorno". En la prórroga (1-1) los argentinos lograron imponerse con un 3-1, y el presidente Videla había logrado un friunfo deportivo y a la vez político.
Máximo goleador: Kempes (Argentina, 6 goles).
Recordad: no digáis "gol"; ¡¡Decid "Kempes"!!
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