miércoles, 12 de enero de 2011

Venas con gasolina y depravación

     Con el carnet de conducir recién sacado, cualquier escusa era buena para coger el coche. Incluso para ir hasta el kiosko más próxima a por una litrona. Aquel verano del 2004, fue el verano de los coches, de la recolecta de María y de ir a ver parejas follando (dejare esto último para otro capitulo) . Vayamos por partes:

     Todo empezó como un juego, una simple broma. Cada vez que pasábamos cerca de gente con el coche, bajábamos las ventanillas y gritábamos como posesos, para asustar a los peatones que pasaban a nuestro lado. ¡Menudos botes pegaban las viejas! Nosotros rompíamos a carcajadas. Aquella broma era como una droga, cada vez necesitábamos más y más fuertes. Pasamos de dar gritos por las ventanillas a sacar medio cuerpo desnudo por fuera, a hacer "calvos" en marcha incluso a tirar algún objeto a los paisanos que se osaban cruzarse en nuestro camino(con posterior denuncia de por medio). Dejemoslo ahí.

     Jugábamos también a trompear con los coches en el aldehuela o a meternos dos en un mismo maletero (demostrando que dos personas, si entran en el maletero de un 205) como si fuera la montaña rusa. El coche aquel verano, era nuestra casa, comíamos en el, bebíamos, fumábamos incluso algunos follábamos si alguna garridense deseaba rabo. También recuerdo que aquel verano fue la primera vez que me tiré de un coche en marcha (30 km\h si no recuerdo mal). Como se hechan de menos aquellos momentos mágicos. Ahora sólo cojo el puto coche para echar gasolina, ir al Tormes y limpiarlo ¡Atajo de maricones! ¡Puto coche!


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