Llovía. Y no era de esos días en que los campos más alla de los límites de Garrido traen fragancias agradables. Al menos no para mí. El sol aún no había aparecido más alla de Cabrerizos, pero allí me encontraba, a las puertas de mi mansión en las entrañas de la Cueva del águila, disfrutando de la que podía ser mi última Estrella Galicia y del regusto que el mísero desayuno a base de chichas y galletas estaba dejando en mi boca. A veces un virrey tiene que olvidar los placeres de la vida y servir a sus súbditos como ellos se merecen. Al menos como algunos de ellos merecen. Algo sucedía en el barrio, y no había tiempo para más reflexiones. Me guarde lo poco que quedaba de mi desayuno en el bolsillo del slip y partí rumbo a mi destino.
En la escuela de Virreyes nos habían proporcionado todo lo que necesitábamos para manejar estas situaciones: valor. Valor. Me obligo a recordarlo, a sentirlo dentro de mí, pero vuelve a mi mente aquel horrible día, hace años, desde el que nada ha vuelto a ser igual. Ahora él, mi viejo compañero, vive con su perro en una furgoneta. Él, el más valiente y decidido, nunca pudo superarlo. Por suerte yo aún logro conservar un poco de cordura, aunque las pesadillas me reviven aquel momento cada noche.
Mis espías me habían confirmado que uno de ellos había regresado. Reencarnado en uno de los míticos titanes, una de las míticas criaturas que ningún hombre hasta ahora logró dominar. Cuando él estaba presente en épocas remotas, hasta el temido kraken se escondía al notar su presencia. Y ahora ha vuelto. Triki el Malvado había regresado. Y su plan era cerrar todos los bares de Garrido.
Con su poder mental, aún no siendo uno de sus mayores poderes, había logrado, en una sola noche, que los canis del barrio se unieran a sus filas, haciéndoles creer en la promesa de que Fondo Flamenco volvería al Multiusos y que no tendrían que llevar casco en la moto. Por desgracia, en aquellas época eran multitud en el barrio. El rap entonces era aún cosa de frikis y el rock ya no estaba de moda y también era cosa de frikis.
Un solo hombre. Hordas de enemigos. Un titán de Barrio Sésamo. Una misión para el Virrey.
En la escuela de Virreyes nos habían proporcionado todo lo que necesitábamos para manejar estas situaciones: valor. Valor. Me obligo a recordarlo, a sentirlo dentro de mí, pero vuelve a mi mente aquel horrible día, hace años, desde el que nada ha vuelto a ser igual. Ahora él, mi viejo compañero, vive con su perro en una furgoneta. Él, el más valiente y decidido, nunca pudo superarlo. Por suerte yo aún logro conservar un poco de cordura, aunque las pesadillas me reviven aquel momento cada noche.
Mis espías me habían confirmado que uno de ellos había regresado. Reencarnado en uno de los míticos titanes, una de las míticas criaturas que ningún hombre hasta ahora logró dominar. Cuando él estaba presente en épocas remotas, hasta el temido kraken se escondía al notar su presencia. Y ahora ha vuelto. Triki el Malvado había regresado. Y su plan era cerrar todos los bares de Garrido.
Con su poder mental, aún no siendo uno de sus mayores poderes, había logrado, en una sola noche, que los canis del barrio se unieran a sus filas, haciéndoles creer en la promesa de que Fondo Flamenco volvería al Multiusos y que no tendrían que llevar casco en la moto. Por desgracia, en aquellas época eran multitud en el barrio. El rap entonces era aún cosa de frikis y el rock ya no estaba de moda y también era cosa de frikis.
Un solo hombre. Hordas de enemigos. Un titán de Barrio Sésamo. Una misión para el Virrey.
Continuará...
pero d q coño va sto?
ResponderEliminarAl mono escritor se le fue la olla, pero fuimos incapaces de decirle que no lo publicabamos. En breve el indescriptible final de la historia.
ResponderEliminarcuanto de real hay en esto???
ResponderEliminarjajaja valla historias
ResponderEliminarYo quiero de lo que se mete el VIrrey
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