lunes, 22 de febrero de 2010

Las máquinas recreativas de Garrido - la de los dinosaurios

     Esta historia que hoy quiero contaros tiene aires internacionales. Cuando nosotros, garridenses, lográbamos ahorrar un poquito decidíamos gastárnoslo a lo grande. Entonces el snow, el coche y todo lo demás se nos hacía poco. Eran los míticos sábados del Picata o el Galaxia. Tenías 500 grandiosas pesetas y lo ibas a pasar bien. Eras rico y necesitabas lujo. Eras el puto amo (salvo que te  encontraras con algún kinki, pero eso es otra historia y será contada en otro momento).

     A lo que íbamos. Eras tan jodidamente rico que no reparabas en gastos y como normalmente te juntabas con todo el grupo de colegas en las mismas condiciones, en los cumpleaños o cosas así, se montaba la tarde a lo grande. Nuestras primeras aventuras empezaron en el Picata, donde había una de nuestros mayores sumideros de dinero: “el mundo perdido”. Era una maquina enorme, con dos pistolas y muchos dinosaurios dispuestos a morir.
 

Los chiquinines, los cabezones, los velociraptor y los jefazos: los tiranosaurios y el invisible sobre todo. El caso es que en esta ocasión no solamente yo era el malísimo, sino que lo éramos todos y además había un problema añadido: ¡la maquinita valía 20 duros! Yo creo que para pasarnos los dos primeros monstruos nos gastábamos entre todos por lo menos 2000 pelas. Años más tarde esta máquina apareció en el ya extinto Sega Park de los Cipreses y además a 50 céntimos. Entre dos de los de los integrantes de Garrido Profundo llegábamos a pasárnosla del tirón y casi sin que nos tocaran. ¡¡¡¡Oye gañán, pon algún comentario que esas partidas eran grandiosas!!!!



      De vez en cuando contaré alguna de nuestras otra aventuras en el Imperium Salmantinum.

3 comentarios:

  1. si tio miticas partidas...y habia hombrecitos en la historia que si los salvabas de ser devorados te daban una vida...eso era la ostia puta una vida más...ami me molaba el cocodrilo

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  2. Jajajajaja, esta máquina era la ostia, la de veces que me la habré pasado. Al final sabia donde estaban todos los hombrecitos esos, las vidas, por donde te iban a salir los bichos...

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  3. yo me compraria un maquina de estas

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